martes, 11 de octubre de 2011

Matices


Fugaz remanso para el alma, tibieza para el cuerpo
sueños e ilusiones que regresan mientras la luz inunda la estancia
 veo mi reflejo y en el cristal me descubro gozosa.

Sonrisas, humedades todas se acercan
olores y sabores se precipitan en avalancha. Estoy despierta.

Busco a mí alrededor perdida,
descubro el olvido, retorno a la vida
avanzo en un quejido corto, distante, casi imperceptible
todo me es desconocido.

Los colores dorados y rojizos se imponen
dejan atrás la negritud y blanco sepulcral
se abrazan, se funden, se acercan, retroceden
enamorados en una enigmática danza

El sol sella el encuentro sereno, transparente.

jueves, 6 de octubre de 2011

Mentiras


Avanza la dicha sin ilusión mirando el horizonte turbio
no pide nada a cambio pero empuja, corta, golpea,
se transforma en un tener que hacer, un dejar pasar, un creer que será mejor.

Engaños dulces y  crueles trampas estereotipadas,
viejas mañas que posiblemente nunca cambiarán,
risas insonoras como muecas de muñecas golpeadas por el tiempo.
Lágrimas tragadas por la bruma
recuerdos del vacío antes del final.

No hay regreso, ni futuro
sólo quedan las mentiras vagando por el universo.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Silencio


No me atrevo a pensarte, ni a pronunciar tu nombre
apenas susurrando el temor me invade
¿es que de ello depende tu existencia?

Son años de silencio roto sólo por cascadas inundadas de muerte
cadáveres que flotan, odios amasados, saboreados, vomitados
¿Basta la falta de existencia?

Con cada palabra un dolor,
el pensamiento desgarra el alma que gime y gime sin consuelo
¿llegará la calma para sanar la carne putrefacta?

Cuidado allí viene galopando tu presencia
tiemblo con el frío espeso que ríe cruelmente
¿Podré sobrevivir?

martes, 4 de octubre de 2011

El Amado


Soñando la nada cierro los ojos,
perdida entre ramas secas me encuentro
buscando en otros brazos
lo que tú me niegas,
buscando en otros labios
los besos que olvidé existían,
sintiendo caricias de manos extrañas
que mi cuerpo no ansía.

Me estremezco, jadeo,
y me dejo llevar por sus palabras
que recorren el tiempo,
que devuelven la sonrisa,
la alegría olvidada
con poder sanador de heridas viejas
y cicatrices dolientes.

No me sorprende tu cuerpo,
no quiero que me abraces,
porque desde hace un tiempo
entre arbustos florecientes
he comenzado a añorar a quien aún no me entrego
a sentir su ausencia con un dolor en el pecho,
necesito escuchar su voz a cada momento
para tranquilizar esta pasión desatada.

No sé si lo quiero.

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