Las hallacas constituyen el principal plato típico venezolano para celebrar las fiestas decembrinas. Son un riquísimo manjar envuelto en hojas de plátano que data de la época de la colonia.
Cuenta la tradición que los indígenas elaboraban este pastel con las sobras de las comidas de los españoles, las cuales mezclaban con las masa de maíz y envolvían en hojas de plátano. Ese es el origen humilde de nuestro plato navideño por excelencia.
Es una hermosísima tradición que reúne a la familia en torno a su elaboración y que sirve de excusa para compartir justo en el lugar más frecuentado de nuestros hogares: la cocina.
Se preparan todos los ingredientes: las hojas son lavadas y secadas previamente, el guiso se hace a base de carnes de res, cochino y tocino. Se prepara con antelación a fin de permitir que repose y se enfríe, para poder comenzar con la tarea grupal.
Se coloca la masa sobre la hoja de plátano engrasada con aceite coloreado con onoto. Encima se vierte el guiso y se adorna con trocitos de pollo, aros de cebolla, pimentones en juliana, aceitunas, alcaparra y pasitas.
Luego se dobla la hoja de plátano para que el guiso no se salga y la hallaca quede cerradita. Se amarra con pabilo, un hilo grueso de algodón.
Así es como comienza la navidad, en la cocina, donde recibimos a familiares y amigos para manifestarles nuestra confianza, donde tomamos café mientras las hallacas se cocinan en agua hirviendo y charlamos acerca de nuestras esperanzas.
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